sábado, 23 de octubre de 2010
Señorita...
Tengo en mis manos tu aroma,
guardo en mis recuerdos el sentir de tus besos...
Invades esta alma de profundo placer,
como no adorarte si tanto te dejas querer... Señorita, le suplico dejeme tocarle otra vez que mis manos le desean
mi cuerpo me exige volverle a tener.
En mi memoria tactil se encuentran sus caricias
aquellas que un día nacierón después de una comida.
He aquí mi pensamiento
siempre se lo externo
pues esto que estoy viviendo
es más que el loco deseo...
Besarle es mi pecado
quiero quemarme en el fuego de sus labios,
beberme el sabor de su placer
cada que toco un punto debil en su ser...
Señorita, si usted me lo permite
quisiera desearle una y otra vez
pues el deseo se renueva
cada vez que me pierdo en su morder..
Su piel de juventud
tan suave y tersa
que me domina sin calmar
los deseos de quererle tocar...
Y sus besos, Qué decir?
si me encanta besarle
descubro en sus labios
el sabor de un amante...
Es por eso que le pido
que me deje provocarle
un poco más de intensidad
que vivamos el instante.
Pues esto puede mañana terminar,
pero quién piensa en eso,
si en el presente usted a mi lado está.
Le robaré un beso...
un suspiro más que eso...
la tranquilidad quiero
regalarle un momento de éxtasis total.
Minore.
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