lunes, 28 de enero de 2013

Letras al aire.

Te odio, te odio por no poder odiarte 
por seguir esperando... ¿Qué espero? 
Ni yo misma sé lo que espero. 

Odio verte, porque no te veo, 

evado siempre la mirada porque no puedo 
porque se me oprime el pecho, 
muerdo mis sentimientos. 

Ojalá te me pasaras un día de estos, 

con un soplo del viento, así, de golpe. Te me fueras. 

Porque me dueles, porque no podré tenerte, 

porque no sé si pueda continuar 
dominando mis impulsos, mis sentidos,
todo me lleva a ti, una y otra vez
sin poderme resistir.

Odio tanto cariño, tanto amor desmedido

¿Dé dónde nace tanto amor no correspondido?
Te odio porque no sé odiarte,
porque por más cosas que hagas no puedo odiarte,
porque vivo pensándote.

Porque sé que no tiene caso,

aferrarme a un "Algo"
Te odio, porque en lugar de odiarte con las entrañas
Te amo con toda el alma. 




Airy Minor

viernes, 25 de enero de 2013

Te soy lo único que no quisiera, ser sincera. 
Cómo mentir a esos ojos de profunda tristeza, 
si mi desvarió inicia donde tu me condenas. 

Me invitas a desearte, y no te das cuenta. 
Te cometo, te soy, te vuelves presa, 
la presa siempre he sido yo. 

Sabes que te siento, 
que te llevo aquí en mi pecho, 
cómo si fueras una astilla, que lastima. 

No quiero ser sincera, 
porque me aterra volver a perderte. 
Y nunca te he tenido.
No te soy indiferente, 
nunca lo he sido siempre he estado ahí, 
aún en la distancia contigo. 

Que patético y lamentable suena eso, 
a que consuelo me remito, 
que conformista me vuelvo cuando estoy contigo. 
Uno no deja de querer así nada más. 
Siempre hay más, 
siempre hay algo, 
un delirio inacabado. 

Siempre tú, y sin saber porque. 

Airy Minor.

domingo, 20 de enero de 2013

Pensamiento I.

La mujer que amo, ama a alguien más, y entonces vos me dices que soy cobarde por no luchar por su amor.
No te parece de valientes el hecho de seguir ahí a su lado incondicionalmente, del mismo modo en el que te apartas para que ella luche por quien ama. Dándole golpecitos en la espalda, caricias, poniendo tu hombro y tus horas de sueño para leerla, para escucharla, aunque cada una de sus palabras sean látigos golpeándote por saber que no sos tú. Que es alguien más quien le parte el corazón.
Lo que vos no entedés, es que luchar por el amor de una mujer que no te ama es ya de inicio, una batalla perdida. 

viernes, 18 de enero de 2013

93, Rayuela. J.C

Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos, ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobe los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincarían las formas combadas, creería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.
¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo.
Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatríz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan como pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa....