martes, 8 de mayo de 2012

Le escribo al tiempo indefendible,
suculento, voraz. Eterno.
Aquel que no miente cuando transcurren las horas
los veranos, los inviernos
y se cae la paz en los aposentos.

Le escribo al tiempo,
al sol renaciente y nuevo
a la luna con su profunda terquedad
de salir cada noche a enamorar. Vanidad.

Le remito mis pensamientos al tiempo
que no se lleva tu recuerdo,
que te mantiene aquí a dentro,
en el pecho, quemándome y renaciendo.

Le escribo al tiempo,
porque no sé cuanto tiempo exactamente ha pasado
o en realidad quizá si lo sé, pero me pesa recordarlo.

Le escribo al tiempo,
que nos tiene ya tan lejos,
tan cerca porque no olvido,
porque las hojas de estos árboles permanecen
al tiempo, indefendible, permanente
porque ahí seguirá, incluso después de mi muerte.


Airy Minor.

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