miércoles, 3 de abril de 2013

Carta a:

Fue un placer conocerte, qué digo placer, ha sido un desafortunado encuentro. Una broma retorcida de la vida, un tornado, un terremoto sin salida, un barco a la deriva, un ridículo encuentro del destino. Todo eso ha sido. Y sin embargo lo volvería a repetir hasta entederlo.
Tu recuerdo se me desliza como agua por las manos, me refresca la mente y sonrió, me la pena admitirlo, pero es cierto. Te he pensado no sé cuántas noches, te quise con cada suspiro de mi corazón desilusionado. Y día a día me iba prometiéndome la mentira más grande que me he dicho en la vida: Voy a olvidarte.
¿Recuerdas aquella vez en que me abrazaste? 
Justo en ese momento mi corazón se detuvo, se hizo de maletas y se largó contigo.
Te escribo esta carta que no leerás (porque es evidente que hace mucho que dejaste de leerme) para no perder la costumbre de dibujarte en letras, hacerte prosa, presa, poema. 
Fue un placer conocerte, ha sido una desdicha no tenerte, y sin embargo te seguiré escribiendo con la ilusión desahuciada de que no volverás a leerme y si acaso en algún momento me recuerdas, entonces te dejaré las huellas de mis letras para que me sigas.


Fuiste un placer... un placer y una desdicha. Una de las más grandes de mi vida. 




Airy Minor.

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