jueves, 18 de abril de 2013

Erotismo narrado.

Me gusta estar arriba, de esa forma defino el ritmo en el que te quiero dentro mio.
Voy cayendo al abismo de tu placer, esa tendencia elocuente de hacerme enloquecer. Comenzamos siempre  ajustándonos a los besos, mordidas y pequeños movimientos, entonces me enciendo.
Tus mordidas despiertan mi deseo, y mi mirada penetra todo tu cuerpo.
No lo dudo ni siquiera un momento, eres fugaz, y te deslizas en mi cama como una profesional, besándonos esto no se va a calmar, voy descendiendo rozando tu piel con mis labios ensalivados, me deshago rápidamente de tu ropa, la aviento, toca el suelo, me detengo. Comienzo a admirar tu piel suave, tersa, blanca, esperándome.
Beso tus senos que para mi son perfectos, los lamo, los muerdo, los acaricio con el cuerpo, juego con tus piernas cruzándome en ellas, enredándome como serpiente desesperada. Y mi lengua es igual a la de una serpiente, recorro tu abdomen, no dejo ni un espacio en blanco, me haces falta, tengo que memorizar cada sendero trazado por mi cuerpo. Quedarme con ese vivo recuerdo.
Muerdes tus labios, tu espalda se eriza, se curvea, me enloquece ese movimiento, sé que estás perdiendo, tu cabello cae sobre mi cama, tus manos juegan con mi piel y mis sábanas, no sabes a qué aferrarte.
Tus piernas se abren sé lo que me espera, pero me encanta verte así, enloqueciendo, me quitas la blusa, quedan mis pechos desnudos, justo ahí, rozando con tus labios, húmedos, la caricia simple que eriza, encendiendo mil demonios, fuegos, desatando mares.
Entonces me amarro los brazos a tus piernas, me dispongo a probar las mieles desconocidas de tu cuerpo, cuántas huellas más encontraré, no importa, qué importa, eres mía, estás ahí, esperando mi lengua, te recorro, gimes, ya lo esperabas, y comienzo a jugar con mi lengua dentro de ti, con mis dedos, sintiendo tu mano cayendo sobre mi cabeza, me jalas, me hundes, me ahogo, tomas mi cabello y soy tu prisionera, te toco los pechos, escucho a tu cuerpo, me pides, presionas la sábana para salvarte, gritas. Te miro, con la templanza y el placer de todo buen amante, sé que lo estoy haciendo bien, gritas y tu placer me invade, me llenas la boca con tus sales.
Vuelvo a besarte, combates, abres mis piernas y me invades, es un juego de pieles, labios, agua. Comienzas a moverte y te siento dentro...


Continuará...


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