sábado, 16 de junio de 2012

Te leo, te sacudo de formas inevitables,
entre cuentos de hadas con los que sueñas,
es impresionante, no ser yo a quien tú anhelas.

Te leo, no comprendo, 
todas las formas estúpidas de tus letras, 
las coloreo, para ver si algo mejora,
pero siguen estando vacías, 
pero sin duda alguna más coloridas.

Te leo, miro tus letras y no encuentro nada,
tan solo palabras, que quizá si estuvieran
de manera diferente acomodadas, me dejarías sin armas.
Pero no es así, eres misterio,
enigma, te escondes y te hago fantasía.

Lo peor es que me dominas, 
y ni siquiera lo sabes, no te das cuenta,
no te imaginas que envuelvo mis sentimientos
de manera en que no te cometan, 
pero es tarde, 
la lluvia cae, la música me atrapa,
todo son notas diferentes, 
los golpecitos del agua en mi ventana
parecen pronunciar tu nombre.

Tu nombre. Tan imbécil.
Incluso tu voz decadente llega a mis orgasmos,
que son nulos, pero siempre latentes.

Pero ahí te encuentras, activa,
como si el tiempo no pasará
y no te quedarás en mi mente volviéndote polvo,
para barrerte, arrebatarte de mis ansias como
si fueras un vil juguete.

Nube pasajera y nublada,
pero que no llueve, 
así te defino, de mil formas que no distingo.
Hoy eres misterio, mañana alguna letra tuya me
envuelve en fantasía,
siempre cambiante, siempre ausente,
siempre estando presente
aunque tú, ni lo imaginas.


Airy Minor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario